La Llave y la Puerta

Leyendo: Pixie en los Suburbios. 
Última movie vista: The Invasion of the Body Snatchers. 
--- 

Aire rancio penetra mi nariz, corroe garganta y, ácido entra en mi pecho. Dolor que oprime, derrumba y envuelve. Palpitante, me inclino; suspirando sólo sangre muerta. Complejo esquema de perdición, malherido sueño del iluso amante.

Luz humillante que obligas a las siluetas arrastrarse concédeme algo más que este tiempo discordante; concédele tu manto al mundo, deja de guardar recelosa tus secretos. Ninguna sombra guarda alivio alguno.

Paz mundana, electrizante confinamiento de pena sin rostro. Demasiada censura repartes a diario, pero de mí no verás ni resplandor fúnebre, ni devota oscuridad, inundarás este cuenco derruido pero no atraparás mi eternidad volátil.

Usaré la espada del mundo, arrebataré vida a mis ya incapacitadas cadenas, a mis guerras y mis llantos. Afilado y alzándome sobre mi propia ruina, desafiaré el firmamento desgarrando las sombras.

Liberado de nombre. Me erguiré perpetuo. 

* * *

Originalmente, éste escrito nacido en febrero del 2002, hablaba o trataba de describir una muerte desesperante. La muerte de quienes necesitan seguir viviendo, que intentar seguir los días como si fuera adrede. Su nombre original era "Exclamo al Cielo" y también estaba plagado no sólo de mis más terribles errores gramaticales, ortográficos, estilísticos y un sin fin de vicios semánticos (que con toda seguridad no han hecho más que crecer con los años) sino también de una carga seudorreligiosa sosegada a una cosmovisión cristiana que he dejado de lado con el tiempo.

Supongo que resulto ser un presagio de lo que ocurriría después. El texto original reza:

"Oh flaca agrura de arrebato mortal, hueso de legado humano ¿Acaso te he pedido que me tomes? Si así ha sido escrito en el firmamento que así sea, pero si no, dame fuerza, déjame tomarte y pelear contra el mal, déjame usarte de espada, destrozar el mundo y volverlo a armar, arrancarle las entrañas al despiadado y si así debe ser arrancármelas a mí"

Poco sabría yo que años más tarde, estaría en un quirófano con mis tripas de fuera y con una muerte estadísticamente segura. Al parecer, el único lugar donde estaba escrita mi muerte era entre las páginas de mis cuadernos.

He querido rescatar la intencionalidad de la muerte. Pero ya no como diosa terrible, sino como algo más parecido a una tijera, una herramienta del Universo que nos moldea un cincelazo a la vez, y que eventualmente queda en un pasado insignificante para la Esencia Única, que sin embargo aprende mucho entre tijerazo y tijerazo, entre golpes de aquél cincel y de nuestro cincel/tijera mismo.

La muerte al final del día es una implacable maestra. Como casi todo en esta vida.

* * *

En mi post anterior me quejaba de mis vecinos. Me alegra haber estado tan equivocado con ellos. Pixie en los Suburbios de Ruy Xoconostle, por fin está en mi poder. Y caraxo, cómo adoro ese libro.

Comentarios

Entradas populares